Monte Alduide

En las estribaciones más occidentales de la cordillera pirenaica, en la muga entre dos estados, a caballo entre las región alpina y atlántica se encuentra Monte Alduide, una de las masas de hayas más importantes de Navarra. El lugar es conocido también como Quinto Real, un topónimo que hace referencia al tributo que los ganaderos de Baigorri pagaban a los monarcas navarros por los cerdos que introducían en los montes reales. La historia de Alduide estuvo plagada de conflictos entre los valles hasta que a mediados del siglo XIX se firma el Tratado de Límites, que concede a los habitantes de Baigorri el derecho a perpetuidad sobre los pastos de la vertiente norte a cambio de un canon.

Alduide forma prácticamente un continuo con las zonas de especial conservación de Belate y Roncesvalles-Selva de Irati.  Las casi 6.000 hectáreas de hayedos se aprovechan  de forma ordenada según planes cuyo objetivo es garantizar la producción de madera a largo plazo. El bosque se va cortando por sectores, según unos turnos de corta de 100-125 años, por lo que en cada sector el bosque tiene la misma edad.

El único enclave que no es explotado es el Hayedo de Odia en las laderas de umbría de los montes Iturrumburu y Adi, 43 hectáreas de bosque maduro, con árboles viejos y corpulentos, troncos caídos por la nieve y el viento, y claros donde crecen ejemplares jóvenes y arbustos.

Ciervos y aves

Sobre las corteza de las hayas, se camufla la Rosalía alpina, ese hermoso escarabajo azulado de largas antenas. En sus ramas y oquedades se refugian murciélagos y anidan infinidad de aves, algunas amenazadas como el pico dorsiblanco y el pito negro. En otoño en el bosque se escucha la berrea, esos sonidos guturales tan característicos de los ciervos machos en época de celo, y el cielo se llena de palomas torcaces y otras aves migratorias que, procedentes del norte de Europa, vuelan rumbo a climas más cálidos.  De hecho, los collados de Quinto Real son un paso migratorio importante para las poblaciones de aves migratorias de la ruta occidental europea, lo que ha dado lugar a una intensa actividad cinegética con siete acotados y más de 150 palomeras.

De forma dispersa en Alduide aparecen las turberas, humedales que han acumulado material vegetal durante miles de años, en los que viven lagartijas turberas y otras especies de gran interés.  Otro tanto sucede con las balsas y zonas encharcadas, que sirven de hábitat a la caléndula acuática de llamativa flor amarilla, así como a aves insectívoras, pequeños carnívoros y quirópteros.

Las líneas de cumbres de Lindux, Menditxuri, Mendiaundi, Soroteporo, Iturrumburu, Adi, Enekorri, Edizaga, Larrakarte delimitan dos vertientes hidrográficas: la cantábrica y la mediterránea. En la primera las aguas desembocan en los ríos Nive y Baztan, mientras que en la segunda van a parar a los ríos Urrobi, Erro y Arga. Este último abastece en gran medida al pantano de Eugi, que proporciona agua de boca a la Comarca de Pamplona.

Alduide presenta un gran potencial micológico. Se han catalogado en la zona más de 350 especies, todas ellas imprescindibles, ya que participan en diferentes procesos biológicos como la descomposición de la madera muerta.