Sierra de Codés

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Sierra de Codés

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Protección:

Zona Especial de Conservación (ZEC)

Municipios:

Aguilar de Codés, Azuelo, Cabredo, Espronceda, Genevilla, Lapoblación, Marañón, Mendaza, Mirafuentes, Nazar, Torralba del Río y Zúñiga

Superficie (Ha):

5.055,97

Altitud (m):

580 - 1.418

Bioregión UE:

Mediterránea

Fecha de declaración:

Mayo 2017

Otras figuras de protección:

Reserva Natural de Peñalabeja (RN-19)

Sierra de Codés

Entre rocas y carrascas

En la muga con Álava se levanta el macizo montañoso más occidental de Navarra: la Sierra de Codés. Carrascales y matorrales forran las laderas de este espacio, en cuyos roquedos se abren paso flores nada comunes y vuelan extraordinarias mariposas.

Carrasca Carlos Emilio Alonso Fernández

El espacio natural abarca, en realidad, varias estribaciones montañosas: al oeste  la sierra situada al norte de Lapoblación, popularmente denominada “El Castillo”, una pequeña  estribación que bordea el valle del Alto Ega; al noreste  se sitúa la Sierra Chiquita, y en el extremo este,  la Sierra de Codés, que tiene  en el Monte de Ioar (1.421 metros), su cima más elevada.

En las paredes rocosas de este singular conjunto habitan y crían buitres leonados, halcones peregrinos, águilas reales, alimoches, búhos reales y chovas piquirrojas. Además,  entre los roquedos vuela otro de los mayores tesoros de este lugar: la mariposa Apolo, a las que se reconoce por su gran tamaño, su color blanco y los ocelos rojos enmarcados en un círculo negro que adornan sus alas posteriores.

En estas paredes  y en los escasos prados de montaña del lugar, aparecen también flores que apenas se ven en otros lugares de Navarra, como  los alfileres de roca, las candelas de montaña y el senecio (Senecio carpetanus) en peligro de extinción y cuya protección exige respeto y cuidado.

El 75 % del territorio de Sierra de Codés está cubierto de bosques, entre los que predominan los carrascales junto a otro arbolado de gran interés. Por ejemplo, en la muga con Álava, crecen los bosques de marojo de  la Reserva Natural de Peñalabeja, los marojales cantábricos más orientales de la Península.   En  las partes más altas los hayedos, en fondos de valle hay muestras de robledales de roble peloso y, a orillas del Ega, crecen buenos ejemplares de alisos y  olmos. El arbolado se completa con tileras y bosques mixtos de barranco, tejedas y  castañares dispersos.

Balsas y cortados

A principios de los años 90 se construyó en Cabredo La Sota, una balsa para riego.

Carlos Emilio Alonso Fernández
Rana agil Eduardo Blanco Mendizábal

En sus aguas y entre  las algas verdes llamadas caráceas que crecen formando praderas sumergidas  ha encontrado espacio la rana ágil, un anfibio que en invierno se esconde entre troncos y rocas y en verano prefiere las zonas encharcadas. Desde su pequeño observatorio se pueden ver, además, zampullines, garzas reales, fochas y otras especies de aves que crían en el humedal y, en época de paso, también ánades frisos, fochas y otras aves migratorias.

En el entorno de la Sierra de Codés, el agua está también presente en la balsa del Camanal, construida en Genevilla también en los años 90, en varios humedales de las cercanías de Meano y en el río Ega. Este curso fluvial hace la función de corredor ecológico para muchas especies animales, ya que conecta los espacios naturales de Río Ega-Berron (Álava), Sierra de Codés, Sierra de Lókiz y Ríos Ega-Urederra. El martín pescador, el mirlo acuático, la nutria paleártica o el visón europeo son algunos de sus visitantes.

En estas sierras, la normativa que establece el plan de gestión de la zona permite el  disfrute respetuoso de los  espacios naturales, tanto las balsas y las riberas del Ega, como la práctica del deporte de aventura en la Sierra Chiquita, en los cortados de Lapoblación o en las “agujas calizas” de Codés.

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Androsace villosa GN & BIO.GAN-NIK
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Santuario de Nuestra Señora de Codés Carlos Emilio Alonso Fernández
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Festuca hystrix GN & BIO.GAN-NIK
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Ruina Carlos Emilio Alonso Fernández
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