Sierra de Aralar

La gran meseta de Aralar se encuentra en la divisoria hidrográfica, de forma que las aguas de su vertiente norte fluyen al Cantábrico y las de su cara sur al Mediterráneo. Sus entrañas están formadas por un gran macizo calizo en el que las aguas de escorrentía han dibujado singulares relieves subterráneos y de superficie, un paisaje kárstico en el que encontramos lapiaces, dolinas, simas y cuevas.

Algunas aguas corren por el interior de la sierra caliza para surgir por arte de magia en la superficie, como sucede en el nacedero del río Ertzilla que en solo unos metros desaparece para volver a aparecer con el nombre de Larraun. Otras aguas descienden por la ladera en regatas de agua limpias en las que viven ejemplares de visón europeo y desmán del Pirineo. Las aguas limpias cercanas al arbolado son las preferidas también por el tritón europeo y la rana ágil, dos de los numerosos anfibios que habitan en Aralar.

En algunas zonas, la caliza asoma en forma de roquedos en los que anidan buitres leonados, águilas reales, alimoches y otras aves rupícolas, pero la mayor parte de la sierra está cubierta por un manto verde de bosques, matorrales y pastizales. Entre el arbolado, el rey y señor es el hayedo, que ha sido tradicionalmente aprovechado para la leña y la producción maderera, esta última con más peso en la actualidad. En las solanas de la Reserva Natural de Putterri abundan también los ejemplares de tejo.

En la umbría de los hayedos de Aralar, entre simas y arroyos, cuentan las gentes del lugar que vive la diosa Mari, peinan sus cabellos las lamias y se esconde la herensuge de siete cabezas. Mitos y leyendas entre los que destaca la de Teodosio de Goñi, el caballero que, para matar al dragón, requirió la ayuda del arcángel San Miguel. En su honor, se erigió uno de los santuarios más conocidos de Navarra en un impresionante mirador sobre la Sakana.

En los prados de Aralar, el pastoreo se remonta a la prehistoria. Prueba de ello es que la sierra cuenta con uno de los conjuntos megalíticos más interesantes de la Península Ibérica. En la parte navarra, se han descubierto nada menos que 44 dólmenes y un menhir, la Piedra de Roldán que habría lanzado el sobrino de Carlomagno. Hoy día vacas y ovejas latxas siguen presentes en las praderas de Aralar y dan lugar a una importante producción de queso de denominación Idiazábal (parte de ella ecológica), así como de Ternera y Cordero de Navarra.  También pasta en la sierra la pottoka, una raza equina autóctona que durante milenios se ha  adaptado a nuestras montañas, un auténtico fósil viviente que hoy se halla en peligro de extinción.

Aralar es una zona considerada Importante para los anfibios a escala peninsular, es especialmente relevante la presencia de rana ágil y tritón pirenaico. El seguimiento periódico de sus poblaciones así como garantizar la disponibilidad de humedales en condiciones adecuadas son algunos de los aspectos en los que se  trabaja para garantizar su conservación.

A los pastores y su ganado, se añaden los numerosos excursionistas y montañeros, que tienen en Aralar uno de sus enclaves preferidos, hasta el punto de que podría considerarse esta sierra como la más popular de Euskadi y Navarra junto a los Pirineos. Existe una intrincada red de senderos, sobre la que se puede encontrar información en la Oficina de Información Turística de Lekunberri. Destacan como puntos de referencia:

• Por “fuera”. El GR 20 "Vuelta de Aralar",  un recorrido circular de 120 kilómetros en siete etapas.
• Por “dentro”. Cueva de Mendukilo