Laguna de Pitillas

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Laguna de Pitillas

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Protección:

Zona Especial de Conservación (ZEC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA)

Municipios:

Pitillas y Santacara

Superficie (Ha):

523,76

Altitud (m):

354 - 360

Bioregión UE:

Mediterránea

Fecha de declaración:

ZEPA Diciembre 1990; ZEC Noviembre 2016

Otras figuras de protección:

Reserva Natural Laguna de Pitillas (RN-27)

Laguna de Pitillas

Reserva Natural y Humedal de importancia Internacional

En la falda de la sierra de Ujué, en medio del paisaje estepario, destaca un humedal de 216 hectáreas repleto de aves. La laguna de Pitillas es un espacio ideal para avetoros, aguiluchos, bigotudos, ansarones o garzas, que encuentran refugio y alimento en el agua libre, la vegetación del carrizal y en sus alrededores.

Avetoro Lander Goñi Irigoyen

Situada a 3 km de la localidad ribera de Pitillas, la laguna que lleva su mismo nombre es el humedal de tipo estepario y de origen endorreico (que no tiene salida fluvial al mar) más extenso de Navarra y uno de los más importantes del Valle del Ebro.

Rodeada de campos agrícolas –cereal en su mayoría–, fenalares, ontinares, romerales y tomillares, su principal tesoro es la variada comunidad de aves acuáticas que alberga y que elige este privilegiado paraje para pasar el invierno, o para reproducirse. Es, a su vez, un lugar estratégico para el reposo y alimentación de numerosas aves que realizan la migración a través de la ruta pirenaica occidental.

Su origen es natural, pero a lo largo de los siglos ha sido modificada por la acción humana. En los años sesenta la laguna de Pitillas fue desecada para dedicar las tierras al cultivo, pero la extremada sequedad de la zona y la salinidad del terreno propiciaron que, desde 1976, dejasen que siguiese su evolución natural. Su alto valor ecológico ha hecho que sea declarada también Reserva Natural (1987), Zona de Especial Protección para las Aves (1991) y Humedal de Importancia Internacional (1996).

Especies como el zampullín cuellinegro, aguiluchos laguneros, garzas reales , cercetas comunes, fochas comunes, ánsares, cucharas comunes o ánades azulones, entre otras, figuran entre las aves invernantes de Pitillas. Pero, si hay dos aves que destacan por encima del resto por su importante presencia en la laguna, son el avetoro y el bigotudo, que aprovechan el carrizal y los tallos de la vegetación palustre respectivamente para nidificar durante los meses de marzo a junio.

Contemplar estas aves, en cambio, no es tarea fácil. El avetoro, la garza más esquiva y discreta, aprovecha su plumaje pardo para camuflarse perfectamente en los carrizales donde nidifica. Más fácil resulta localizarla por su canto, un característico “mugido” que la delata durante las noches primaverales. El bigotudo es una pequeña ave de plumaje castaño claro y cola larga que tiene unas manchas negras en forma de bigotes desde los ojos hasta el pecho. Para detectarlo es necesario buscar entre la vegetación palustre, ya que le gusta mezclarse y serpentear los tallos largos de vegetación mientras aletea rápidamente.

Los coros de rana común que todavía se pueden escuchar en este espacio son, por desgracia,  bastante raros en otras zonas protegidas. La diversidad de especies de libélulas y abundancia de ejemplares es notable en algunos momentos del año.

Estorninos Eduardo Blanco Mendizábal
Garcilla bueyera Lander Goñi Irigoyen

La preciosa mariposa Tomares ballus tiene en Pitillas el único punto de cría en Navarra. Asimismo, la laguna de Pitillas es el refugio de otras especies, como  la nutria, el visón europeo y el galápago europeo.

Un cerro convertido en observatorio

La abundante presencia de aves es un reclamo para los aficionados a la ornitología y para los amantes de la naturaleza en general. Cada año, 14.000 personas visitan la laguna de Pitillas para observar e inmortalizar con sus cámaras a sus magníficos inquilinos o para practicar senderismo mientras disfrutan del espectáculo que brinda el día a día de las aves acuáticas.

El observatorio situado en un cerro que domina el embalse, resulta un mirador ideal para contemplar el plumaje y el colorido de las especies que se refugian en la Reserva Natural. También existen tres itinerarios autoguiados para conocer mejor el lugar. 

Cualquier época del año es buena para visitar este espacio natural pero, si se desea ver aves, conviene ir en invierno. Durante la época de cría, de marzo a junio, se aconseja transitar por paseos alternativos para no molestar a las aves y sus polluelos.

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Ansares en vuelo Eduardo Blanco Mendizábal
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Eduardo Blanco Mendizábal
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Carrizal Eduardo Blanco Mendizábal
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Bizikleta-bideak Eduardo Blanco Mendizábal
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