Artikutza
Zona Especial de Conservación (ZEC)
Goizueta
3.638,55
250 - 1.054
Atlántica
Diciembre 2015

Artikutza
Bosques frondosos con sabor a carbón
Ubicada en terrenos de la localidad navarra de Goizueta, la finca de Artikutza presenta un privilegiado paisaje vegetal de predominio de hayas y robles y esconde un pasado minero muy importante. Desde 1919 es propiedad del Ayuntamiento de Donostia/San Sebastián, que la adquirió para abastecer de agua de calidad a la ciudad.

La finca de Artikutza cuenta con 3.645 hectáreas, la mayoría de ellas frondosas, algunas coníferas y el resto terreno forestal no arbolado. Hayedos y robledales dominan sobre otras especies introducidas, como el pino silvestre o roble americano, que cobijan a diversas comunidades faunísticas.
En este enclave llama la atención la curiosa forma de algunas de sus hayas, convertidas en auténticas esculturas vivas gracias a la mano del hombre y al poder de la naturaleza. Son los árboles trasmochos, ejemplares en los que se ha realizado una poda regular de sus ramas para que puedan vivir muchos años. La técnica del trasmoche, que ya se utilizaba hace 15.000 años en diferentes partes del mundo, permitía compatibilizar el aprovechamiento forestal con el pastoreo de ganado, ya que, al cortar las ramas a tres metros de altura, el ganado no podía comerse el brote nuevo y podía pastar entre los árboles limpiando la maleza y la tierra.
La finca permite un recorrido por la historia, a través de sus numerosos monumentos prehistóricos. Se conservan viejos trazados de ferrocarril minero, ferrerías, molinos y edificaciones del antiguo poblado de Artikutza. Estas espléndidas construcciones nos dan una pista del rico pasado industrial de Artikutza. En la Edad Media, cuando la finca era propiedad de los monjes agustinos de Roncesvalles, cientos de personas trabajaban en sus bosques talando árboles, haciendo carbón y extrayendo hierro y cobre de sus minas.
Esa madera iba destinada, sobre todo, a las carboneras, que se encendían en el mismo bosque. Y ese carbón vegetal era luego empleado en la metalurgia. Otros troncos, con formas y medidas específicas, se utilizaban para fabricar embarcaciones. Sin embargo, todo eso se acabó con la decadencia de los astilleros de barcos de madera y el declive del carbón vegetal.


De rincón minero a la gran fuente de agua de San Sebastián
Para asegurar la calidad de sus aguas y garantizar su suministro a las zonas urbanas, se prohibió el paso del ganado, se limitó el acceso de las personas, se cerraron las minas y el tren, y el bosque autóctono recuperó terreno. Más tarde se construiría el embalse de Enobieta, ubicado en la parte central de la finca, y en los años 70 y debido a las necesidades crecientes de agua, el embalse de Añarbe, fuera de la finca.
Todas estas medidas de regeneración han contribuido de manera eficaz a su conservación y han servido para convertir a Artikutza en un paraíso natural en el que se refugian especies como el desmán ibérico (un pequeño mamífero acuático en peligro de extinción que vive cerca de los ríos), el lagarto verde o varias clases de murciélagos. Aunque no existe ganado propio de la finca, también se pueden ver algunas cabezas de ganado vacuno, ovino o caballar de propiedades aledañas.
Artikutza se puede conocer paseando por sus senderos señalizados y balizados:
- Erroiarri, Solana y Umbría (PR-NA 124)
- Por los Límites de Artikutza (PR-NA 125)
- La vuelta al Embalse (SL-NA 121)
Normativa
- Decreto Foral 264/2015, de 2 de diciembre
- Plan de gestión: Diagnosis Plan de acción Indicadores
- Cartografía: Mapa de municipios Mapa topográfico Mapa de hábitats
+ Info
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Nota de prensa 2-12-2015: El Gobierno designa como zonas especiales de conservación los espacios “Río Areta” y “Artikutza”



